Un marco económico nacional que propicia poco el acceso a la vivienda; una política porteña que prioriza el desalojo sin contención para abrir paso a un tipo de desarrollo inmobiliario; paradores y pensiones colapsadas; alquileres cada vez más caros; la adicción como destructora de familia y hogares, alimentan una situación que no es nueva, pero cada vez se arraiga más en el paisaje de la Ciudad.
Pero, ¿quién dijo que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no invierte pensando en las personas que d
duermen en la calle?
En las últimas semanas, en puntos que siempre fueron cobijo para el que pasa los días y las noches en la calle, comenzaron a aparecer unos palotes, una especie de troncos clavados uno al lado de otro que buscan anular la posibilidad, por ejemplo, de que alguien se asiente debajo de una autopista.
Según alarma ya a miembros de la Comisión de Vivienda de la
Legislatura porteña, el gobierno porteño ha empezado a desarrollar una verdadera
infraestructura antihomless.
Barata, quizás maquillada dentro de alguna partida de
“mejoramiento de espacio público”, esta pequeña obra puede verse debajo de la
autopista en Lima y San Juan, por ejemplo. Fuera de Agenda está esperando una
respuesta oficial desde la sede del gobierno porteño, que confirme, desmienta o
explique, desde qué mirada surge esta iniciativa.
No es cierto que la gestión de Macri no piense en los sin techo. Después de la irrupción de la Unidad de Cuidado de Espacio Público (UCEP), patota que sacaba a golpes a indigentes que paraban en la calle, la mecánica persecutoria de los sin techo en la Ciudad de Buenos Aires se volvió más sutil.
Desalojo y después, la vida en una pensión.
Conventillos Siglo XXI.
Buenos Aires, ciudad de inquilinos.
Para descargar el podcast, click acá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario